Siempre me han llamado la atención las hormigas y sus curiosas costumbres.
No porque mi madre me haya contado hasta la saciedad el archipopular cuento de la hormiga y la cigarra, sino más bien por una colonia de ellas que decidió instalarse en el baño de nuestra casa de campo cuando yo no tendría más de 9 años. Para entonces, yo me dedicaba a montar historietas con los personajes que extraía de los dibujos del corcho de mi baño, mientras que a escondidas alimentaba a mi querida tribu de hormigas... fue una experiencia interesante, sin duda un verano que recordaré siempre con total añoranza entre otras cosas por todo lo que descubrí. Como era de esperar, un buen día mi querida madre se percató de que habían pedazos de queso, y azúcar en el baño y supo de inmediato que las extrañas habían sido más que invitadas por mi, la conversación que vino a continuación estoy convencida que aunque no cambiara mi vida radicalmente sirvió de base para mis muchas y desordenadas conclusiones posteriores.
Parece que no, pero las hormigas son de lo más pacientes, y aún así nunca se rinden, son arriesgadas, porque a sabiendas de que en sus innumerables expediciones muchas jamás regresen, siguen siendo constantes, esforzadas y sacrificadas. Ya lo dice el cuento.
Y es que las hormigas no son nada pretenciosas, ni arrogantes, y mucho menos prepotentes, saben a lo que van y a donde van, concentran sus fuerzas y adelantan, adelantan tanto que son incluso capaces de sobrevivir todo un invierno con cambios climáticos incluidos.
Suelen pasar desapercibidas, pero yo sigo convencida de que las hormigas son 100% admirables, aunque ahora me dedique a exterminarlas cada vez que están en alguna superficie.
Y lo curioso, es que ellas tengan tan claro las claves del éxito por instinto y nosotros los humanos lo veamos siempre todo tan borroso. Ojo, yo la primera que me peleo a diario con mi caótica vida, intentando de algún modo ordenarla.
Hace unos años cuando me hablaban de Brasil, y a pesar de ser precioso mi cínica mente lo asociaba con suma facilidad a la exageración en gran medida, y a la pobreza y no es que no haya... que haberla hay y un rato como dirían algunos, lo mismo me pasaba al pensar en países como China, y sin querer un atisbo de superioridad disfrazada se asomaba por las contrapuertas de mi mente, y daba gracias de no haber nacido en un país similar. Y es que la prepotencia nos sale por los poros cuando menos lo pensamos, es parte de esa naturaleza que debemos domar... de ese instinto irreal que nos gobierna sin querer.
Hoy hablamos de superpotencias emergentes, y sin querer seguimos dejando aparecer es halo de soberbia escondida creyendo que nuestra viejo continente sigue teniendo algo que enseñar.
Pues lamento comunicarles, Señores, que nos hemos vuelto a equivocar.
Eran hormiguitas, algunas más bien hormigazas superpobladas, que no han perdido su objetivo en ningún momento y han empezado a avanzar.
Y después se preguntan de donde subyace la crisis que vivimos.
Bueno llegados a este punto, permitanme la osadía de informarles de que la raíz de todos los males nace en la avaricia, y es en ese pozo sin fondo en el que España lleva sumida más de lo que soy capaz de recordar.
Yo lo denomino el complejo del "pobre".
Hoy Lula firmaba un acuerdo en Teheran que para mi no ha sido más que un pequeño aviso de lo que se cuece.
Mientras para otros sigue pareciendo una broma, hoy firmaban una line
a de crédito de 1000 millones de € en una de sus campañas para abrir mercados con Oriente medio a 5 años, que obviamente multiplicará sus entradas de manera arrolladora.
Estas cantidades, en nuestro país parece que siguen siendo irrisorias, porque atónita leo que el PP afirma que invertir 24.000 millones anuales en ayudas a los partidos políticos, son sumamente vitales, vitales, digo yo, ¿para mantener exactamente que sueldos?
¿Que quieren que les diga?; creo que la prepotencia nos ha absorbido el cerebro entre otras cosas.
Y ahora hablamos de recortes, que se transforman en familias con nombres y apellidos, pero es que las hormigas lo hacen al revés, parece que no nos hemos dado cuenta de que en este caso el orden de los factores, SÍ que altera el producto.
Uno primero trabaja y después disfruta de su salario, porque el obrero es digno de su salario, uno siembra y es entonces cuando siega y no al revés. Y parece tan obvio, a las hormigas les parece tan lógico, y a nosotros tan complicado, que opto por reírme.
Y es entonces cuando con facilidad prevemos que China se asoma como el gigante dormido, y nos asombra y es cuando reconocemos que a estas alturas no tenemos N.P.I. de como vamos a remontar, porque créanme que ni siquiera hemos tocado fondo pero ni de lejos.
Todavía tenemos que vivir las consecuencias de la subida del IVA, del consecuente descenso del consumo, nos quedan por experimentar los resultados del recorte, y todas las sorpresas que nos quedan por llegar que no se preocupen, llegar llegarán.
Y yo me sigo asombrando cuando una de mis mejores amigas, me cuenta que su padre viaja constantemente de Bélgica a Portugal por carretera, y que las Autopistas españolas son con diferencia las más modernas, de la UE. O cuando me doy cuenta de que nuestro país fue el que más inyecciones de capital recibió como parte de su adhesión a la Unión y que es el último que saldrá de todo este pitote.
Por no hablar de la disparatada idea de nuestro ayuntamiento para transformar una de las vías que digo Traqueas de nuestra ciudad como es la Diagonal en una calle peatonal, y no solo es que sea esto una reverenda estupidez, sino que semejante estupidez sigo sin comprender que tipo de ciudadano coherente la ha propuesto, en la que además nos gastamos la nada desdeñable cantidad de 4 millones o millonazos de € como decía un profesor mío, en hacer una encuesta. Pero claro mal de muchos consuelo de tontos, porque como en Madrid, han hecho una propuesta similar con la calle Serrano, pues nos quedamos mas tranquilos.
Porfavor... porfavor.... porfavor!!!!!!!
Cuanta incoherencia junta, y aquí aparece la gran pregunta, pero ¿que vino antes el huevo o la gallina?¿ Tienen de verdad los países, los políticos que se merecen?, o más bien ¿los países son fruto del bien o mal hacer de sus políticos?, porque hace dos noches, me senté en una mesa con un chico de unos 20 años, que tuvo la desfachatez no solo de manifestar su persistente prepotencia ante sus "amigos" compartiendo opiniones envasadas al vacío, que compran en masa quizá en Carrefour... y las etiquetan de "Prada" o de "Gucci" porque les suena más chic, que no solo brillan por su volatilidad y poca elocuencia si no por su falta de profundidad. Y mientras le escuchaba, y le miraba me cansé de sonreír, de repente me encontré mal y me fuí.
Me fuí avergonzándome y preguntándome de donde ha salido esta generación de pretenciosos arrogantes, que no ven más allá de su ombligo, que creen que saben porque han leído lo que un plan docente aprobado por esos grandes políticos que nos representan los alimenta. Que se confiesan ateos, sin saber que lo que son en realidad es agnósticos, se confiesan racistas cuando lo único que han hecho ha sido sacar la punta de su nariz por cuatro capitales europeas en tour organizado, junto con papá y mamá. Que se confiesan pudientes, cuando por ahora no son ni mil euristas, y creen que alcanzarán el sueños que alcanzaron sus padres cosa que ya veremos. Que se confiesan inteligentes, por aprobar cada curso al que se presentan, sin saber que la inteligencia nace cuando uno empieza a pensar por uno mismo. Que se confiesan humanos, y no hacen más que mirar por encima del hombro al que tienen al lado, porque en realidad se sienten pobres.
Me sigo preguntando de donde ha salido esta generación acomplejada, que consume más por valorarse que por necesidad y que no sabe como marcar su "status".
Soy consciente que cuatro lineas no cambiarán la realidad en la vivimos, pero créanme, yo me he aliviado, y si seguiremos comiendo política populista, porque es lo que vende, y hoy por hoy se trata de eso no?¿
Y les dejo con una frase que siempre me hace pensar, aunque este más que sobada de un gran pensador, que convendría leer más...
"solo sé que no sé nada."
Sócrates.