martes, 22 de septiembre de 2009

El poder de la fuerza

En la era de la tecnología, en la que nos encanta usar el microondas para calentar nuestras ideas y nos hemos hecho mas que "fans" de las soluciones "express" "tocar con los pies en la tierra" como bien decimos los catalanes es todo un triunfo.
Y es que aunque nos cueste creerlo, no todo se soluciona con una píldora, y como bien dicen los ingleses si existiera le buscaría a mas de uno la ruina.

Hay principios que no cambiarán jamás, como la ley de la gravedad o el principio de Newton... puede que cambien en su forma, pero jamás cambiarán su esencia.
"Easy comes easy goes" todo lo que viene fácil, fácil se va afirman los sabios.


Sonó el teléfono, hace solo un par de semanas, mientras disfrutaba de ese rato en el día en el que invado el orejero, y con una taza de café me escapo a las montañas de Ubeda de la mano de algún buen libro, lo cogí y era quien menos me esperaba, y aunque no lo había visto en los últimos 3 años el plan que me propuso me pareció sumamente desafiante. Y es que venía un pez gordo de los USA y necesitaban un interprete urgente para el fin de semana más cotizado del año... arggg algo me decía que tenía que coger el trabajo, mientras el 90% de mi cerebro me recordaba todos los eventos, risas y fiestas que mientras yo estuviera traduciendo me perdería.
Al final decidí no pensar más y acepté, honestamente no tenía ni la más remota de idea de hacia donde me dirigía, pero el día D llegó, y mientras traducía una a una sus palabras, enfrente del público expectante, estas fueron calando poco a poco en lo más profundo de mis entrañas.
La verdad es que no contaba nada nuevo, pero tampoco nada común era la historia de su vida. La historia de la vida de un chico problemático, marginado y absorto por las drogas que un día mirándose al espejo DECIDIÓ cambiar, dejando esa vida licenciándose en economía, y montando una de las empresas con mejores resultados del país.

No pasó por ningún centro de rehabilitación, no tuvo un trance de sedación, ni siquiera lo hipnotizaron, no se le apareció la virgen en el cielo ni hubo un terremoto que cambió su aura.

Fue él y su fuerza de voluntad los que obraron el cambio, su constancia, perseverancia, el sudor y las lágrimas que más de una vez inundaron sus mejillas, la frustración, y por fin la VICTORIA.

Nos encanta idealizar la vida en Matrix, pensar que si nos descargamos el software correcto y reiniciamos el sistema lograremos nuestro objetivo, que con un par de minutos de microondas se alcanzan lo sueños y aunque mi objetivo no es para nada pincharles el globo, pero no podemos googelear nuestras metas simplemente para encontrar el atajo... sencillamente no funciona.

Podemos diariamente reconocer que sin esfuerzo y humildad no llegaremos a ningún lugar, y este es el lado oscuro del juego ese que no sale en la TV y del que se procura no hablar demasiado alto. Del esfuerzo.

Sí caerse sirve para levantarse del mismo modo que las cicatrices sirven para recordarnos el dolor ya que generalmente hacemos uso de nuestra memoria selectiva y olvidamos de donde venimos.

Digo yo, si los atletas de éxito cuidan su vida por encima de todo, absteniéndose de muchas cosas para alcanzar un premio, cuanto más aquellos que tenemos como objetivo cambiar nuestra vida por completo, nuestro presente.

La fuerza de voluntad señores no viene envasada al vacío, no es un "fast" ni un "take away" que venden en promoción, es un constante desafío, es la constante humillación de nuestro ego reconociendo que "suficiente" no es suficiente.
Que al que menospreciabas puede darte una clase magistral de eso que pensabas ser el amo.

Una vez alguien a quien admiro en secreto, hizo una reflexión acerca de un deportista extraordinario, me dijo: - Si Rafa Nadal es quien es, es porque no menosprecia jamás una pelota aunque de lejos vea que no llegará... lucha y se esfuerza por alcanzarlas todas, y cuando gana no solo reconoce sus debilidades si no que se empeña en mejorarlas reconociendo que no es el mejor, e incluso alaga a su adversario-

En otra ocasión leí: "No hay triunfo sin renuncia, victoria sin sufrimiento, libertad sin sacrificio."

No es necesario, ponerse melodramáticos metiéndonos en el papel masoquista porque tampoco hace falta, es bueno disfrutar del camino es mas es incluso necesario, aprender, disfrutar, saber contentarse que no es lo mismo que conformarse, saber vivir con poco y con mucho, pero lo que jamás podemos permitirnos es de dejar de mirar nuestra meta, porque sin meta la vida en sí misma carece de sentido.


Una semana más... dulces sueños

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